25 de septiembre de 2009

Candados del alma


El miércoles pasado tuve una situación distinta a lo que debía ocurrir ese día. Llegamos como lo hacíamos habitualmente al lugar donde estamos aprendiendo una disciplina oriental. Entre saludos, comentarios empezamos a conversar y sin darnos cuenta se fue abriendo una puerta hacia nuestras experiencias, viéndolas desde una perspectiva más razonada y sin esconder nuestros sentimientos tal como cada uno lo experimentó en su momento.
Es extraña la vida, por años ocultamos sentimientos encontrados con algunas personas , las creencias, el rencor, el amor, los secretos, las suposiciones, los deseos. De repente, cuando menos se piensa, hay algo que hace mucho más fácil contar lo que tenemos guardado y destrabamos las cerraduras que nos hacían esconder estas emociones.
Agradezco haber tenido esta oportunidad que me hizo conocer un poco más a las personas que trató ahora en esta ciudad, sobretodo, a ti Eliana, que hemos tenido momentos agradables y relajados. La confianza de conversar contigo anécdotas, dolores y situaciones sobre la vida que no hago  habitualmente con las personas. Me ha servido para aminorar el peso de la mochila que llevo dentro de mi.



kot

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